El arte de Melania tiene alma. Un alma que evoluciona constantemente. Un alma que llama a la interconexión y la introspección. Un alma que busca el equilibrio fuera de los parámetros generalmente aceptados.

Volveras  a mirar las composiciones de la artista, una y otra vez, tal vez para buscar confirmación a esos pensamientos que hasta ahora no se habian notado de una forma coherente. Volverás porque sera la única forma en que quizas encontraras la forma  de definir el universo abierto ante sus ojos, un espacio que se convierte en uno personal en el que todo se puede definir.

Composiciones que respiran al mismo ritmo que el espectador, captando la atención el estilo y las modificaciones de técnicas, la avalancha de información que se sente en la armonía final del mensaje entendido.

La nota de nonconformidad de la artista es transmitida por el peso físico de las composiciones, sus textura y la vibracion del color.

La imperfección debe ser vista como una respuesta directa al equilibrio de la naturaleza. La imperfección no es antónimo la perfección, pero es parte integrante de esta. La imperfección es el equilibrio natural del ser humano. Las telas hablan de una forma permanente al espectador, con un diálogo cultivado por  Melania, cada toque, símbolo, lineas y puntos incrustadas en el texto del lienzo. Los lienzos de Melania hablan.

Cada composición tiene parte narrativa de una historia que conecta los pensamientos. Los lienzos comunican a un nivel superior con el hombre,  invita a una apertura real, el alma y la mente, una incitación permanente a regresar y a la introspeccion.

El susurro del liezo contiene la verdad de nuestra alma. En cada cuandro los pensamiento son expuestos a la vista de una forma tácita,  con esa humilde certeza de que sólo el Creador entiende.